A falta de vehículo propio hoy, he aprovechado la mañana para probar el cañonero de mi hermano. Con los perros y la bici cargados, me he ido a pedalear un rato y de paso pillar algunos baches por ahí. La suerte de vivir en el pueblo es que te metes en caminos rurales prácticamente desde la puerta de casa.
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