Empecé la mañana volviéndome loco, pasándome por todos los locales que podrían venderme arandelas pero nada, tras probar suerte en varios, al final tuve suerte y mi amigo Iñigo me abrió su taller y me pudo dar unas pocas. Las montamos y purgamos dos veces pero que va, pedal hasta abajo, tacto malísimo y sin apenas mordida de freno. Me retire derrotado, ya he tomado la decisión de llevarlo a taller y que me lo miren allí. Hay cosas que llegado a este punto prefiero pagarlas y olvidarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario